Se abre el telón, entra al escenario una mujer de unos cincuenta años, atractiva y vestida con una bata de laboratorio blanca.
-Buenos días, se preguntarán quien soy y que hago con esta bata puesta, me llamo Marilú y no soy doctora ni nada parecido, tampoco la persona que esperan en esta sala para dictarles la conferencia que gustosamente han pagado, he aprovechado que hay solo mujeres y que la Doctora se ha retrasado para contarles algo que de seguro me agradecerán, tanto las que tienen marido como las que no.
He descubierto un síndrome muy común pero poco nombrado, que afecta a todos los hombres, sin importar raza, color o edad y aunque le he puesto un nombre poco original, me ha parecido el adecuado, ya que parece atacar más fuertemente a los hombres que pasan los cincuenta años, lo he llamado la Pitopausia.
Se preguntarán que invento es ese. Les voy a enumerar los síntomas rapidito, antes que el guardia de seguridad se dé cuenta y me mande a volar.
Los hombres que padecen este síndrome lo manifiestan de diferentes maneras, unos a través de la verborragia mitológica de haber tenido una vida de aventuras legendaria, son los que encuentras en algún chat y aprovechándose que no le ves la cara de mentiroso te echa cuentos con el fin de engancharte y lograr tener una cita real contigo, su versión tangible está en los parque o plaza, acompañado con hijos o nietos, que inocentemente juegan con los tuyos y le da esto opción de hablarte de su infelicidad o de su necesidad de tener alguien como tú a su lado, estos son más peligrosos aún porque esconde a violadores pasivos.
Hay otros que con esto de la tecnología se han multiplicado, son los poetas furibundos que consigues en las páginas literarias y que normalmente colocan fotos que no revelan su identidad o sus años, estos son unos artistas de la palabra, te escriben versos, logran convencerte para que le des su MSN y luego son como tu sombra, están conectados día y noche y apenas te conectas lo primero que recibes es su saludo megalómano, la mayoría son fastidiosos pero inofensivos ya que raramente cruzan al virtualidad, aunque en ocasiones pueden causarte desengaños y malos ratos.
Como una mutación del anterior están los fatales, esos que después que logran entrar a tu círculo de amistades te amargan los días contándote las diez mil desgracias ficticias que le ocurren, sus enfermedades comunes y raras, la quiebra de sus negocios inexistentes y cualquier cosa que genere lastima en ti, son unos bichos que amargan tu vida cuando les crees.
No pueden faltar dentro de los portadores de esta enfermedad los super machos, esos amigos y no tan amigos que ves todos los días, son tus vecinos y hasta tu propia pareja, los que confiesan ser ninfómanos, lesbianos y hasta se inventan términos para detallar su virilidad extraordinaria, son capaces de llenar un litro de leche con sus eyaculaciones, de mantener su miembro erecto por horas sin necesidad de Viagra ni nada parecido, de tener sexo frenético con muchas mujeres a la vez o el mismo día, de ser multiorgasmicos y haber descubierto las mil formas de hacerte explotar el punto G, H y hasta Z. Sus temas de conversaciones siempre giran en torno a sexo y son tan comunes que te los consigues en todas partes y tienen todas las profesiones y desocupaciones que existen.
Bueno amigas lo bueno es breve, si se topan con alguien con alguno de estos síntomas, tienen dos caminos, comprender que padecen del síndrome de la Pitopausia o hacer como hago yo, correr lejos de ellos.
Otro día les daré más características ahora me voy, porque ya el de seguridad se ha dado cuenta que estoy acá.
Sale corriendo del escenario por la puerta contraria y este es cruzado por un señor con uniforme de guardia de seguridad que corre tras la mujer.
Cae el telón.
viernes, 24 de diciembre de 2010
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