viernes, 24 de diciembre de 2010

La pitopausia

Se abre el telón, entra al escenario una mujer de unos cincuenta años, atractiva y vestida con una bata de laboratorio blanca.
-Buenos días, se preguntarán quien soy y que hago con esta bata puesta, me llamo Marilú y no soy doctora ni nada parecido, tampoco la persona que esperan en esta sala para dictarles la conferencia que gustosamente han pagado, he aprovechado que hay solo mujeres y que la Doctora se ha retrasado para contarles algo que de seguro me agradecerán, tanto las que tienen marido como las que no.
He descubierto un síndrome muy común pero poco nombrado, que afecta a todos los hombres, sin importar raza, color o edad y aunque le he puesto un nombre poco original, me ha parecido el adecuado, ya que parece atacar más fuertemente a los hombres que pasan los cincuenta años, lo he llamado la Pitopausia.
Se preguntarán que invento es ese. Les voy a enumerar los síntomas rapidito, antes que el guardia de seguridad se dé cuenta y me mande a volar.
Los hombres que padecen este síndrome lo manifiestan de diferentes maneras, unos a través de la verborragia mitológica de haber tenido una vida de aventuras legendaria, son los que encuentras en algún chat y aprovechándose que no le ves la cara de mentiroso te echa cuentos con el fin de engancharte y lograr tener una cita real contigo, su versión tangible está en los parque o plaza, acompañado con hijos o nietos, que inocentemente juegan con los tuyos y le da esto opción de hablarte de su infelicidad o de su necesidad de tener alguien como tú a su lado, estos son más peligrosos aún porque esconde a violadores pasivos.
Hay otros que con esto de la tecnología se han multiplicado, son los poetas furibundos que consigues en las páginas literarias y que normalmente colocan fotos que no revelan su identidad o sus años, estos son unos artistas de la palabra, te escriben versos, logran convencerte para que le des su MSN y luego son como tu sombra, están conectados día y noche y apenas te conectas lo primero que recibes es su saludo megalómano, la mayoría son fastidiosos pero inofensivos ya que raramente cruzan al virtualidad, aunque en ocasiones pueden causarte desengaños y malos ratos.
Como una mutación del anterior están los fatales, esos que después que logran entrar a tu círculo de amistades te amargan los días contándote las diez mil desgracias ficticias que le ocurren, sus enfermedades comunes y raras, la quiebra de sus negocios inexistentes y cualquier cosa que genere lastima en ti, son unos bichos que amargan tu vida cuando les crees.
No pueden faltar dentro de los portadores de esta enfermedad los super machos, esos amigos y no tan amigos que ves todos los días, son tus vecinos y hasta tu propia pareja, los que confiesan ser ninfómanos, lesbianos y hasta se inventan términos para detallar su virilidad extraordinaria, son capaces de llenar un litro de leche con sus eyaculaciones, de mantener su miembro erecto por horas sin necesidad de Viagra ni nada parecido, de tener sexo frenético con muchas mujeres a la vez o el mismo día, de ser multiorgasmicos y haber descubierto las mil formas de hacerte explotar el punto G, H y hasta Z. Sus temas de conversaciones siempre giran en torno a sexo y son tan comunes que te los consigues en todas partes y tienen todas las profesiones y desocupaciones que existen.
Bueno amigas lo bueno es breve, si se topan con alguien con alguno de estos síntomas, tienen dos caminos, comprender que padecen del síndrome de la Pitopausia o hacer como hago yo, correr lejos de ellos.
Otro día les daré más características ahora me voy, porque ya el de seguridad se ha dado cuenta que estoy acá.

Sale corriendo del escenario por la puerta contraria y este es cruzado por un señor con uniforme de guardia de seguridad que corre tras la mujer.

Cae el telón.

lunes, 3 de mayo de 2010

La confesión de Caperucita

Se abre el telón
El paisaje es un callejón oscuro.
Aparece un lobo que dirigiéndose al público pregunta.

Lobo
-¿Saben quién soy?

Espera que el público responda y luego dice.

Lobo
-Soy el lobo feroz. He escapado de la cárcel después de muchos años de injusta prisión. Me acusaron de comerme a la abuelita de caperucita y no es cierto.

Se escucha un pito y el lobo desaparece, haciéndose presente un policía.

Policía
-¿Han visto un lobo por aquí?

Igualmente espera respuesta.

Policía
-Se ha escapado y es peligroso, aunque ya no tiene dientes.

Hace aparición una anciana sentada en silla de ruedas, vestida como caperucita y una señora de unos cincuenta años que la lleva.

Caperucita
(Dirigiéndose al policía)
-Han dejado escapar al lobo y me comerá.

Señora
-Ya ni el lobo come ni tú tienes nada que comer mamá.

Policia
(Saliendo del escenario)
-Lo arrestaremos.

Caperucita
-¿Por qué el escritor no habrá concluido el cuento?

Lobo
(Apareciendo en el escenario)
-Porque todos deben saber la verdad.

Ambas mujeres gritan.

Caperucita
-Si me comes habrá testigos.

Lobo
-Solo quería robarme tu cesta de comida

Caperucita
-Mentiroso.

Lobo
-Lo que no sabía era que estaba llena de manjares con veneno para tu abuela.

Caperucita
-Estás loco.

Lobo
-El leñador y tú arreglaron todo y dijeron que me había comido a la abuelita y ahogado, cuando en realidad me encerraron en una celda.

Señora
-¿Es cierto eso mamá?

Caperucita
-Eso te pasa por curioso, por confiar en desconocidos y por creer que todos te tienen miedo.

Lobo
-Y pensar que tu abuelita era quien me hacía los desayunos, pero no te has salido con la tuya, porque al final el héroe de esa historia soy yo.

Caperucita
-Pero el cuento se llama como yo.

Lobo
-Gran cosa, pero no te respetan, hasta películas porno han sacado con tu nombre, pero al mío lo tienen como ejemplo.

Caperucita
-Ejemplo de maldad.

Lobo
-No importa, ya todos saben que mataste a tu abuela, porque he grabado esta conversación y allí hay una cámara oculta, acabas de confesarlo todo por Internet.

Policía
(Llegando)
-Esta arrestada caperucita.

Caperucita
-Tramposo.

Lobo
-Por eso soy el lobo.

Se cierra el telón.

viernes, 1 de mayo de 2009

Soy el árbol (Monologo)

Escena única

Se abre el telón
Aparece un hombre con vestuario de árbol y caminando de un lado a otro del escenario va comentando.

-Soy el árbol, y mi vida es la más paradójica de todos los seres que habitamos este planeta; y puede resultar pesimista o fatalista esto, pero es la realidad.
Sin mí, tal vez ustedes no existirían, porque mi trabajo silencioso de producir oxigeno a través de la fotosíntesis, es el proceso que mantiene la vida en nuestro planeta, además, mis hojas son como ventiladores para quienes se colocan bajo mi cuerpo y muchos de nosotros juntos permitimos que la temperatura del ambiente baje y sea mas agradable.
¿No se han dado cuenta que donde no estamos todo es inhóspito?
Y aclaro lo que comenté al principio con algunos ejemplos.
Nos talan para hacer leña de nuestros troncos.
Somos lo primero que derrumban cuando construyen alguna solución habitacional e igualmente a cada momento en las ciudades con argumentos tan vacuos, como por ejemplo, que nuestras raíces tumban las casas.
Si damos fruto nos bombardean a palo y piedra y si son flores nos cortan tallo, hoja y flor, pero solo utilizan la ultima.
Somos, según algunos utópicos amos, los mejores amigos pero como no ladramos ni mordemos como el perro, somos mascotas para dar y no recibir.
¿Quién se muda y se lleva un árbol?
¿Cuántos de ustedes han sembrado alguno?
Somos necesarios pero no indispensables.
Y nos escriben himnos, canciones, poesías y hasta somos testigos mudos de todo tipo de romance, pero el amor hacia nosotros está representado por el beneficio que demos.
¿A veces me pregunto que pasaría si pudiéramos caminar?
De seguro solo uno de un millón se quedaría donde está actualmente y la civilización se la pasaría en un eterno vagar en busca de nosotros.
Y ustedes dirán que divago y que tal vez estoy medio loco, pero a las realidades de la vida nadie escapa y si alguna vez plantaran aunque sea el diez por ciento de todos los árboles que han cortado, extraídos, dejados morir por inanición o por alguna otra causa, de seguro cambiaría mi actitud y los felicitaría.
Mientras tanto voy a pensar que haré cuando decidan cambiar el jardín donde estoy por alguna mejora para la vivienda.

Sale del escenario y se cierra el telón.

Señora Tierra

Escena Única
Se abre el telón.
El Escenario es una calle.
En este aparece caminando bamboleante una mujer, vestida con un jeans con un hueco en el muslo derecho, donde se puede ver la piel enrojecida y quemada, su brazo izquierdo esta enyesado, sus ojos golpeados están rodeados de un color morado y toda la piel esta cubierta de cicatrices de diversos tamaños y formas y su vestimenta es haraposa..
Tras trastabillar cae al piso y al intentar levantarse queda sentada en él, en un extremo del escenario, por donde aparece un hombre quien la tropieza.

Hombre
-Perdón, no la vi.

La mira detenidamente

Hombre
¡Que mal se ve!

Ella lo mira con lastima.

Hombre
-¿Qué hace allí en el piso?

Tierra
-Ya casi no tengo fuerzas para mantenerme de pie.

Hombre
-¿Cómo se llama?

Tierra
-Tierra, soy el lugar donde habitas.

Hombre
(Pensativo y señalando a la pierna de ella donde está roto el pantalón)
-¿Qué le ha pasado allí?

Tierra
(Con voz lastimosa)
-Los rayos del sol me han quemado, perdí en ese lugar la capa de ozono y no puedo protegerme.

Hombre
-¿Y en los ojos?

Tierra.
-Son los efectos de la contaminación, los efectos tóxicos de todo lo que lanzan a mi cuerpo, falta poco para que quede ciega y cuando eso pase entonces todo será un caos peor que el actual.


Hombre
-¿Por que tienes ese yeso en el brazo?

Tierra
-Porque han ido exterminando todos los recursos que sustenta mis huesos, han extinguido las diversidades de especies de flora y fauna, los recursos minerales y el ambiente.

Hombre
-¿Y todas esas cicatrices?

Tierra
-Son las huellas de las guerras, las más grandes son las producidas por artefactos nucleares.

Hombre
-¿Puedo saber quien le ha causado todos esos daños?

Tierra.
-Los de tu especie, los hombres que han vivido en mí, ni los dinosaurios más fieros con sus enormes tamaños lograron hacerme tanto daño.

Hombre
-Está muy mal señora tierra. ¿Cómo podemos hacer para ayudarla?

Tierra
-Revirtiendo todo lo que han hecho desde que descubrieron la tecnología, utilizando su inteligencia para crear y no para destruir, tomando conciencia que sin mi no sobrevivirán. No es tan difícil como parece.

La mujer se levanta, pero para no caerse se apoya en los brazos del hombre.
Ella comienza a temblar.

Hombre
-Está muy caliente, tienes fiebre.

Tierra
(Susurrando)
-Es a consecuencia del calentamiento global, producido por el bióxido de carbono y otros contaminantes.

Dicho esto se desmaya.

Hombre
(Alzando al voz)
-Señora tierra, señora tierra…

La carga entre sus brazos y camina hacia la salida del escenario.
Antes de salir grita:

Hombre
-Hay que salvar la tierra.

Cierra el telón.

En la Peste

Escena única


Escenario tentativo: Un cementerio, un hueco grande abierto que hace la función de fosa abierta.
Escenario alterno: Cementerio, una fosa abierta y al lado un grupo de cadáveres muertos por disparos, a ser enterrados.

Personajes: Enterrador, Militar y Policía.


(Se abre el telón)

Comienza la función con el enterrador dentro de la fosa y el militar con su arma a un lado.

Narrador:
La siguiente escena que parece de ficción era cotidiana en el Cementerio General del Sur, en los sectores denominados La peste I y II en Caracas en los primeros días de marzo de 1989

Entra el policía cargando un cadáver ensangrentado.

Policía
(Tirando el cadáver al lado de la fosa)
Aquí hay otro más para colección.

Militar
(Mirando al cadáver)
¿Dónde estaba?

Policía
En la calle malandreando.

Militar
¿Quién lo mató?

Policía
El que viste y calza.

Militar
¿Andaba solo?

Policía
Que tanto preguntas, cumplo ordenes y estas son disparar contra quien viole el toque de queda. ¿Acaso no hacías lo mismo antenoche en el 23 de enero?

Militar
(Pensativo)
Es verdad, pero este lo conozco yo.

Policía
¿Y que importancia tiene eso? A muchos de los que están allí también los conozco yo,

Pausa por un momento.

Policía
(Señalando a la fosa o a los cuerpos según sea el escenario)
Fíjate que ese de los lentes con paisajes era un chamo bien y ese viejo era el portugués del abastos que está cerca de la casa.

Militar
Ese joven no era un malandro.

Policía
Para el gobierno todos los que protestan lo son.

Enterrador
(Saliendo del foso)
Dejen de rezar y revisen ese muerto, para que no haya manera de identificarlo.

Policía
Tranquilo, ya lo raspé, está mas limpió que cocina de barrio.

Enterrador
(Irónicamente)
¿Será que alguien traiga alguno con algo para este abnegado trabajador?

Militar y Policía se ríen

Militar
Lo dudo, a los saqueadores lo saquean.

Policía
Fíjate que las camionetas de la policía parecen camiones de mudanza.

Enterrador
Quien los manda a pendejos.

Policía
Me voy, allí te llegó la furgoneta de la morgue full.

Enterrador
(Mientras policía sale)
A bolívar por cabeza que me los paguen por enterrarlos me conformo.

(Cae el telón)